Las plantas medicinales, algas, frutas y verduras contienen una gran cantidad de principios activos de gran utilidad y probada eficacia en el mundo de la llamada fitocosmética. Estos principios activos se obtienen de las flores, hojas, bulbos, frutos o tallos de las plantas, que son sometidos a delicados procesos de extracción para poder ser utilizados.
No es de extrañar que los extractos vegetales sean tan apreciados en cosmética. Son ricos en vitaminas, sales minerales y principios activos.
Se obtienen básicamente mediante dos procedimientos distintos:
- Por presión mecánica o
- Por extracción con solventes, principalmente agua o mezclas hidroetanólicas.
La vuelta a la cosmética natural ha influido decisivamente en el desarrollo de nuevas investigaciones que están ampliando la variedad y uso de extractos vegetales con propiedades y efectos muy esperanzadores en este campo.
Aceites de extracto vegetal
Muchos vegetales son ricos en aceites que tienen una acción emoliente y protectora. Además suelen ser utilizados como disolventes y vehículos de otros activos que pueden hacer mucho por la belleza y salud de nuestra piel.
Los aceites de extractos vegetales se someten a un tratamiento para depurar su olor y su color, además de reducir su índice de acidez y de peróxidos. Dependiendo de su riqueza en ácidos grasos de cadena larga, se añaden ingredientes que ralentizan su oxidación y por lo tanto su enranciamiento.
- Uno de los aceites más comunes es el aceite de almendras dulces, utilizado ampliamente en la cosmética tradicional. Está considerado como un buen emoliente y es muy rico en ácido oleico y vitaminas A y E.
También es rico en ácidos grasos insaturados, por lo que se recomienda para el cuidado de las pieles secas e irritadas.
- Por su parte el aceite de aguacate posee una acción hidratante, regeneradora y protectora que le hace ser un aceite muy valorado en cosmética.
- Algo similar ocurre con los aceites de germen de cereales. Contienen vitaminas del grupo B, vitamina E, A, F y carotenos que se absorben bien a través de la piel. Además, son ricos en fosfolípidos que, junto a las vitaminas, le proporcionan propiedades nutritivas muy recomendables para la piel secas y maduras.
- El aceite de rosa mosqueta es uno de los que ha alcanzado mayor popularidad en los últimos tiempos. Es un potente regenerador de la piel y es precisamente esta propiedad la que lo convierte en un producto estrella en el cuidado de cicatrices.
Una última mención en este apartado para los insaponificables. Son sustancias que se encuentran en bajas concentraciones en los aceites vegetales pero con potentes actividades que suelen tener los aceites y mantecas vegetales.
Los más habituales son los que se obtienen del aceite de aguacate, del aceite de oliva y la manteca de Karité. Su acción en el mantenimiento de la elasticidad y las características óptimas de la piel les hacen ser muy valorados.
Phytoproteoglicanos para reactivar el colágeno y la firmeza de la piel
También merecen nuestra atención los Phytoproteoglicanos por su carácter innovador. Son moléculas complejas compuestas por proteína que se encuentran en la matriz extracelular de los vegetales.
Tienen una especial capacidad para reactivar la formación de colágeno y recuperar la firmeza y luminosidad del rostro. Además, tienen una acción antiinflamatoria que ayuda a la cicatrización de la piel.
Entre sus beneficios está su capacidad para aumentar la tolerancia de la piel al sol, reducir arrugas e incrementar la producción del colágeno. Por todo ello están considerados un tratamiento muy eficaz para luchar contra el envejecimiento de la piel.
Al igual que los extractos vegetales de plantas, los ingredientes vegetales de origen marino también han demostrado gran eficacia en cosmética. La riqueza biológica del mar ha dado pie a numerosas investigaciones por parte de esta industria con resultados muy interesante.
Existen más de 25.000 especies de algas catalogadas, aunque sólo unas pocas especies se usan en cosmética por su riqueza en oligoelementos, sales minerales, vitaminas y aminoácidos.
Las algas verdes, las que están más cerca de la superficie contienen gran cantidad en fósforo y magnesio y poseen propiedades suavizantes. Las algas rojas, como el agar-agar son valoradas por sus propiedades calmantes. Y las algas pardas, ricas en carragenatos y alginatos, favorecen la acción tonificante, regeneradora y suavizante para la piel.
Por último, querríamos hablar de la utilización de las células madre vegetales. Su aplicación en cosmética se debe, además de sus múltiples propiedades, a su mayor efectividad. Además, el hecho de ser cultivadas en laboratorio las convierte en un producto mucho más sostenible que los que se producen de forma tradicional.
Esto hace que no sean necesarios largos tiempos de producción, o la explotación de grandes extensiones de terreno y recursos acuíferos para su cultivo. Las más usadas son las que provienen de la manzana y del argán, pero se está investigando con cítricos, semillas de uva e incluso algunas algas.
Nutexa.